martes, 9 de diciembre de 2014

100 días

Ya van 100 días desde que dejé atrás España para venirme a Canadá. Sinceramente, no llevo la cuenta de ello, pero los Spanadians 2.0 me han llenado Snapchat, Facebook y Twitter de comentarios sobre ello y me ha dado qué pensar. Me gustaría dedicar un trozo de la entrada a contar mi evolución desde que conocí la existencia de las Becas Estudia en Canadá de la FAO.
1) La primera etapa fue cuando me interesé por el bachillerato en el extranjero y encontré por Internet la página web de estas becas. Empecé a investigar y a leer un millón de veces la información que venía allí. Mientras lo leía me iba emocionando más y más al ver que daba el perfil. Ese mismo día hablé con mis padres y desde ese momento me apoyaron.
2) Pero llegó el momento en el pensé que sólo la conseguirían 100 personas de toda España, es decir, los 100 mejores estudiantes de España, y me puse un poco triste porque pensé que sería muy difícil.
3) La tercera etapa fue un día en el cual estuve tumbada en mi cama pensando, nunca había dejado de creer en mí y sabía que lo iba a conseguir, tenía algo ahí dentro que me lo decía.
4) La cuarta etapa la compone el día de la publicación de las primeras listas. Al ver mi nombre no me lo creía, mi sueño estaba más cerca. Estuve muy emocionada y llegó el día del examen
5) Ese día estaba bastante nerviosa, sabía que lo podía hacer bien y que los nervios nunca me han jugado una mala pasada, nerviosa o no siempre he dado lo mejor de mí y salí con una impresión rara, ni buena ni mala.
6) Sexta etapa, cuando descubrí que mi nombre estaba en la lista de nuevo; había hecho el examen bien. Solo me quedaba prepararme la última etapa y ya todo estaría decidido.
7) El día de la exposición oral me puse nerviosa, tanto que hasta en un momento me quedé en blanco. Me jugaba mucho en ese momento y conseguí volver a mi órbita y continué.
8) La semana posterior a la presentación estuve muy nerviosa, quería saber ya si me iba a ir o no. Sabía que en un instante al ver o no mi nombre en esas listas iba a dar un giro mi vida.
9) 28 de marzo a las 12 del mediodía. Tenía clase y en cuanto acabó, pedí salir para mirar en un ordenador las listas. Tardaron en publicarse 7 minutos, una de las esperas más largas de mi vida. Descargué el pdf y me quedé un minuto leyendo lo que ponía en la primera página y otro minuto pensando en si verdaderamente quería saber lo que había ahí abajo. La espera de 6 meses, lo que tanto tiempo llevaba esperando estaba ahí. Bajé la página y empecé a ver nombres. Pensé: qué afortunados. Y bueno, no tardé mucho en llegar a los apellidos empezados por B. Iba bajando lentamente y ahí me encontré. Ahí estaba mi nombre escrito. Incredulidad, alegría, emoción. No puedo expresar lo que sentí en ese momento. Fue un instante increíble en el cual sin darme cuenta, gotas me empezaron a caer por los ojos. Felicitaciones, abrazos, llantos. Un Whatsapp de mi madre preguntando si mi nombre estaba en las listas. Decidí no contestarle, no quería dar una noticia tan importante por mensaje, y al llegar a mi casa, entré por la puerta y dije: Me voy a Canadá. Uno de los abrazos más sinceros fue el que me dio mi madre, y sus palabras, algo que tampoco olvidaré: ya te dije que lo ibas a conseguir. El orgullo que mi padre sintió al escucharme y que mi hermana, la que siempre va de dura, también se alegró mucho a la vez que sintió pena porque iba a estar 10 meses sin su hermanita.
10) Aquí creo que ya se compone de todo lo que vino después. Las felicitaciones del resto que familiares, las ganas de saber más, sobre mi pueblo, mi familia, mi colegio. Miraba cada día mi correo para saber algo más. Las amistades que se forman con los demás Spanadians y el conocer a gente con la que te entiendes a la perfección.
11) La reunión de Madrid. Vivo en El Prat de Llobregat, una ciudad muy cercana a Barcelona y sinceramente, al ver los lugares dónde había reunión, decidí ir a Madrid. Mis padres lo aceptaron y para allí que fuimos. Me sirvió para hacerme a la idea un poquito más de lo que me iba a llegar y también para conocer a algunos compañeros que estarían conmigo en este viaje.
12) La semana anterior a irme. Las despedidas que tan poco me gustan, más abrazos y el aguantarme las ganas de llorar por aquellos que tanto iba a echar de menos. Gracias por la despedida sorpresa, sois los mejores. No hay día que no me acuerde de vosotros. Y las maletas, que las hice tres días antes de irme, ¿cómo meter en tan poco espacio tanta cosa? Me planteé tantas veces esa pregunta que al final acabé con la maleta medio vacía.
13) La mañana del 25 de agosto. Dejé mi habitación como cuando la dejaba todas las mañanas para ir al cole, en el coche dirección a la estación de AVE por mi cabeza pasaban muchas cosas. Cuando me junté allí con los demás chicos y nos hicimos fotos con la bandera de Canadá. Cuando decidimos partir, a la hora de despedir a mi familia se me hizo duro. Nunca había visto llorar a mi padre, pero siempre hay una primera vez para todo. Mis padres llorando y abrazándome, diciéndome que disfrutara al máximo y llamase a llegar a Madrid. Papás, Cristina, os quiero mucho.
14) Los dos días en Madrid estuvieron llenos de actividades y reuniones. La verdad es que estuvo todo muy bien organizado. Conocimos al embajador de Canadá en España, un señor muy cercano y divertido. El día 27 por la madrugada partimos hacia Barajas, el viaje hasta mi punto final se me hizo largo, tres aviones y un autobús, llegué a casa muy cansada y me recibió mi host-family muy amablemente.
15) La primera semana está llena de novedades, de descubrir cosas totalmente diferentes a lo que tenía en España, todo es novedad y me sentí como en una película
16) Después de la segunda semana ya me empecé a hacer a la idea de dónde estaba y a lo que había venido. Lo que había dejado y lo que tenía que empezar. Una nueva vida. Tenía que abrir los ojos y espabilarme, que mis padres ya no iban a estar ahí para hacerme las cosas. Al principio el idioma me hizo un poco de barrera. A día de hoy, llevo más de tres meses aquí y ya no es lo mismo que al principio, pero sentía y aún a veces siento impotencia cuando no puedo expresarme tan bien como me gustaría o como podría hacer en español.
17) y por el momento última etapa. En este momento puedo decir que estoy integrada en lo que es la vida canadiense. Quizá lo que más me cuesta es el frío, pero supongo que me acabaré acostumbrando. Con la familia estoy al completo integrada, tenemos muchísima confianza y me siento como una más. Amigos voy haciendo también, todo es cuestión de tiempo.
Me gustaría acabar esto conforme vaya pasando el tiempo. Quiero tener algo con lo que pueda acordarme cuando pase el tiempo y que los detalles no se vayan perdiendo.